En los años 90 del pasado siglo se originó una combinación de sucesos que entremezclando experimentos científicos, marketing cultural, decisiones políticas apresuradas y supuestas teorías científicas que ha pasado a denominarse el efecto Mozart . La historia comienza en 1991 cuando el profesor francés Alfred Tomatis en su libro Pourquoi Mozart crea el nombre del efecto Mozart, atribuyéndole a la música del genio de Salzburgo la facultad de ser utilizada en terapia y ayudar a a aliviar la depresión. Dos años después un equipo de psicólogos encabezado por la doctora Francesa Rauscher diseña un experimento con 130 sujetos en el que utilizan en concreto la Sonata K. 448. Supuestamente ayudaba a desarrollar la inteligencia Algunos gobernadores de estados de USA organizaron compras masivas de cd con esta música. Hoy día todas aquellas influencias casi mágicas han ido puestas en duda Pero el resultado de todo aquello fue el conocimiento masivo de una de las maravillosas piezas de Mozart. De lo que estoy seguro es de que si esta música no nos hace más inteligentes , al menos nos hace más placentera la existencia, lo que no es poco en estos días tan difíciles.
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