Esta pieza la compuso Mozart para un acto ritual masónico. Se trataba de una ceremonia de acceso al tercer grado , al de maestro , y al tiempo la conmemoración fúnebre de dos compañeros fallecidos. Como en el Requiem nos encontramos con una música intensa pero a la vez llena de una extraña paz. Amadeus era un masón convencido y como en otras obras en las que aparecen referencias masónicas ( La Flauta Mágica, por ejemplo) nos muestra su lado más sereno.
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