Esta grabación y este músico tienen buena parte de la culpa de que se asocie la música de jazz al saxo tenor y a un cierto tipo de melodía de ritmo medio. Coleman lo grabó en 1939 al regreso de una gira por Europa. Pese a que se había grabado ya muchas veces antes, incluso por parte del propio Hawkins, la interpretación era distinta y sentó las bases de la música de jazz durante muchos años. Se convirtió en un tema de aprendizaje por parte de multitud de músicos que memorizaron este solo que se realizaba con tanta sencillez y tan magistralmente.
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