El 21 de enero hablaba de placeres culpables. Hoy lo haré de placeres que en una primera fase pueden ser calificados de inconfensables y luego ,superado ese momento, de incomprendidos. se trata de la música de Wagner.En un entorno progresista hablar del músico favorito de Hitler despierta miradas de suspicacia. Si encima confiesas que no sólo es que te gusten algunas cosas ( sí, claro, ¿ a quién no le gusta la cabalgata de las walkirias? ) sino que has oído todas sus óperas repetidas veces en distintos formatos vhs, dvd, discos , especialmente la edad dorada de los años 50 ) y que no sólo te gusta su música sino incluso las obras completas como ejemplo de construcción dramática de gran literatura, las miradas pueden llegar a ser de clara alarma. Es cierto , los herederos de Wagner se codearon con Hitler y los jerarcas nazis , e , incluso el propio músico tiene algunos escritos detestablemente antisemitas. Pero , sí se atiende a su música todo cambia. Dejarse arrastrar por esta obertura de Tannhauser, sin prejuicios algunos , es adentrarse en una de las óperas más románticas de Wagner. Es una experiencia que, sin duda te puede cambiar irremediablemente. En lainterpretación elegida Georg Solti dirige a la Chicago Symphony Orchestra.
1ª parte.
2ª parte.
Wagner era hijo de su siglo (y tiene sus culpas, por supuesto) pero lo que hicieron con su música después no es culpa suya sino de otros.
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